top of page

Entre el campo, la tecnica y el aula

´

Al interior del cuarto de Industrialización del colegio Núcleo Escolar Rural de Quinchía, se observa una máquina para triturar alimentos y, a uno de los costados del recinto, una mesa larga de aluminio, sobre la que reposan cuchillos, recipientes de plástico, esponjas de alambre y frascos de vidrio. Hacia una de las esquinas, de un palo largo de madera, cuelgan varios uniformes grises, de manga larga y tela gruesa, como los que se suelen utilizar en las grandes industrias manufactureras. Allí, Wilmer González, recibe a sus estudiantes para enseñarles el extenso ritual que se debe realizar para sacrificar un pollo y para cultivar, seleccionar y empacar las hierbas aromáticas.

WILMER GONZÁLEZ

Docente

La docencia me ha traído grandes satisfacciones y todo lo que he construido ha sido gracias a esta profesión

INFANCIA

Wilmer de Jesús González Arias es profesional en administración de empresas agropecuarias y desde hace 10 años se desempeña como docente de la Institución educativa Núcleo Escolar Rural. Nació en Quinchía, un 10 de mayo de 1968, en un hogar humilde y campesino, rodeado de verdes montañas y cerros imponentes; y pese a que su municipio fue salpicado por una guerra de la que aún quedan secuelas, en su casa nunca faltó el afecto y la protección de sus padres y de sus nueve hermanos. Realizó sus estudios de primaria y secundaria en el Instituto San Andrés, disfrutaba las clases de religión y ciencias naturales, pero el inglés nunca le gustó. Durante su etapa escolar se caracterizó por ser un niño tímido, reservado y al que se le hacía difícil hablar delante de la gente; por eso, cada que le tocaba realizar una exposición en su escuela, prefería faltar y quedarse durmiendo.

González, para sortear la pobreza y la precariedad, trabajaba en el día en los asuntos del campo y por la noche estudiaba. Siempre soñó con ser abogado, pero por cuestiones económicas su sueño más grande se vio frustrado. Al graduarse como bachiller académico, decide ingresar a la Policía Nacional, en donde pudo ascender hasta el cargo de cabo primero. Durante su permanencia en esta institución se le presentó la gran oportunidad de estudiar y pudo acceder a la carrera de derecho; pero, por desgracia, solo logró cursar dos semestres debido a los constantes viajes y traslados que implicaba el hecho de hacer parte de este gremio nacional. Gracias a esta experiencia, aprendió, según él, a cocinar y tener más autonomía, a buscar sus propios recursos para sobrevivir, a ser más independiente, y también conoció zonas apartadas de Risaralda, Valle del Cauca, Cundinamarca, Santander y Atlántico

Por motivos de convivencia y de discrepancias con algunos de sus compañeros, González decide retirarse tras haber pertenecido durante ocho años a esta institución. Confundido, y sin visualizar un futuro promisorio, regresa a Quinchía. Algunos meses más tarde, se abre una convocatoria para estudiar Administración de empresas agropecuarias, en donde la alcaldía del municipio beneficiaría con el cubrimiento del 50 % de la matrícula a todo aquel que ingrese a este estudio. Por su afinidad con el campo, Wilmer de Jesús accede y, de manera paralela, realiza cursos de formación pecuaria en el Sena

SERVICIO

En el año 2006, con el título de técnico en recursos naturales y, además, con el de profesional en administración de empresas agropecuarias, González Arias trabajó en la Alcaldía como director de cultura y, más adelante, como gerente de las Empresas de servicios públicos. Por su cabeza nunca se le pasó ser docente; sin embargo, hacia el 2010, se abre una vacante en la Institución Núcleo Escolar Rural, en donde requieren de un profesor con habilidades agrícolas y pecuarias. El profesional en administración lleva su hoja de vida a la Secretaría de Educación y, meses después, lo llaman y le dan noticia de su nombramiento como profesor. El 6 de abril de 2010, Wilmer de Jesús se vincula al magisterio colombiano.

La primera vez que pisó un aula como maestro no fue para él nada fácil. Sabía que era una labor que requería de mucha entrega, mucha disciplina, empatía y de altas dosis de paciencia; pero también sabía que a partir de ese momento su proyecto de vida no volvería a ser el mismo. Desde ese día, Wilmer de Jesús se estaba consagrando, quizás, a una de las labores más arduas en el país. Allí en el colegio, comienza a dictar las áreas agrícolas y pecuarias a los grados 10 y 11. 

Con ansias de fortalecer su intelecto, pero también porque el mundo y el sistema educativo le exigían más preparación y conocimiento, el profesor González cursa una especialización en Informática con la Universidad de Santander. Estos estudios le han permitido desarrollar en la institución, de la mano con la rectora y con sus estudiantes, procesos agrícolas y de tecnificación. Engorde, venta y sacrificio de pollos; producción y envasado de miel; siembra, cosecha, selección, trituramiento, empaque y rotulación de hierbas aromáticas o tizanas; recolección y descomposición de basuras y desechos; mantenimiento, adecuación de espacios y venta de lombrices, son algunos de los procesos que han llevado al docente Wilmer a ser líder de más de 12 proyectos pedagógicos productivos. 

Los recursos para la educación en Colombia son muy limitados

DÍA A DÍA

El profe González se levanta todos los días a las 4:30 de la mañana. La noche anterior deja remojando los frijoles o las lentejas para el almuerzo. Es padre separado, hace de comer para él y para su hijo que estudia salud ocupacional en la Corporación Universitaria Minuto de Dios. Después de bañarse, saca a pasear a su mascota, luego vuelve a casa a terminar el almuerzo y el desayuno. Vestido y preparado para empezar una nueva jornada laboral, sale para el colegio antes de las siete de la mañana. Además de la docencia y del mundo pecuario, le gusta el boxeo y compartir tiempo con su único hijo; sus espacios libres son muy reducidos, no solo por su labor docente, sino también porque está realizando la tesis de su maestría en gestión de la tecnología. En la memoria del profesor Wilmer de Jesús, existe una anécdota muy particular que cada que la recuerda, le saca una carcajada. ¿De qué se trata?

Fotografía: 5.0 pal profe

Fotografía: 5.0 pal profe

Sin embargo, la carcajada de su rostro desaparece cuando confiesa que su gran sueño de convertir el colegio en un gran laboratorio agropecuario para Quinchía, se ve opacado cuando observa que “los recursos para la educación en Colombia son muy limitados”. Para él, esta es la problemática más grande que aqueja al sistema educativo del país. 

A pesar de esta situación, y de su frustración por el derecho y por implementar proyectos pedagógicos mucho más grandes, hoy reconoce que vive realizado y que cada día se enamora más de su labor como maestro. La docencia, añade, le ha traído grandes satisfacciones y todo lo que ha construido es gracias a esta profesión. Hoy, Wilmer de Jesús González camina tranquilo por la vida, desea convertirse también en docente de universidad y espera que sus estudiantes, así como las abejas, entiendan el valor del liderazgo, del trabajo en equipo y que siempre vuelen en busca de mejores oportunidades y de aquello que los hace felices.

 

Por sus proyectos de campo y por el uso de la tecnología para el aprendizaje, Wilmer de Jesús alcanza también un 5.0.

Fotografía: 5.0 pal profe

bottom of page